Darío Yazbek
Por Manolo Caro
Fotografía: Manuel Zúñiga
Estilismo: Hernán Esquinca
Maquillaje y peinado: Stephanie Sznicer
Producción: George Garfio
El proceso de casting siempre me ha parecido uno de los momentos más incómodos de mi profesión: pensar que en un par de minutos un actor debe probar que es el indicado, me resulta completamente desagradable. He evitado este proceso durante muchos años. No fue así con La casa de las flores. A petición del network, tuve que ver a cientos de actores desfilar frente a la cámara. Un día, ya cansados de buscar al actor que interpretaría a Julián de la Mora, se apareció en la oficina Darío Yazbek Bernal. Yo sabía quién era, porque nació en una familia de actores y por su trabajo de hace casi una década en Daniel y Ana de Michel Franco, cinta que le permitió llegar al Festival de Cannes. Darío fue de los actores más nerviosos al leer sus líneas durante el casting, pero algo había en él: la mezcla de belleza y misterio hipnotizaba a los presentes. Ese día descubrí que hay personas que nacen para estar frente a las cámaras, y Darío es una de ellas. Semanas después le avisábamos que el personaje era suyo. Lo que sucedería después ya es parte de su historia.
¿Se nace actor?
Yo creo que no, todos pueden ser actores o actrices, siempre y cuando se trabaje. Todos tenemos potencial y cada quien tiene algo distinto que decir y una magia distinta. El chiste es trabajarla y es un trabajo que nunca termina, nunca está uno completo. Uno siempre tiene que ir mejorando. Hay gente que nace con una cierta disposición a buscar esas cosas, ese juego y ese espacio. Al final del día todos somos niños y la actuación es muy similar a eso, a jugar como niño. Es entenderse a sí mismo, tener esa cercanía con la sensibilidad de uno y entender el entorno. Por eso no nacemos actores: a algunos les costará más, pero todos podemos.
¿Pero crees que ha influido crecer en una casa donde la actuación ha sido una forma de vida? ¿Es inspirador?
Sí, claro. Desde muy chiquito entendí lo que se requería, lo bueno y lo malo. Veía la magia y el lado oscuro, el lado difícil de terquedad y de incertidumbre que existe alrededor de la profesión. Siempre me sentí atraído, me interesaba, pero nunca lo tomé como algo muy real hasta que estaba más grande. Yo creo que mi familia sí ha influido bastante.
¿Qué defines como el lado oscuro? ¿Algo hay de eso al haber parado una década entre Daniel y Ana y tu regreso?
Pues obviamente las complicaciones de hacer proyectos que uno quiere hacer, encontrarlos, porque no vienen muy seguido, y esa complicación de estar esperando, ser muy necio y empujar hacia delante, porque hay muchas veces que nomás no se puede. Hay veces que no salen las cosas y hay que saber escogerlas bien. Lo de Daniel y Ana me gustó mucho, me atrajo ese mundo, pero no encontraba proyectos en los que seguir trabajando, que me gustaran y donde me sintiera cómodo. Tal vez estaba más chico y tenía miedo. Me dediqué a la escuela y a buscar otras pasiones e intereses y creo que tampoco está mal. Aprendí mucho y se me hizo más variado. Sí ha sido extraño el regreso y ese lado oscuro del que hablo también tiene mucho que ver con la parte del rechazo. Es una carrera donde hay mucho rechazo y dificultad para hacer las cosas, y es bastante difícil. Uno tiene que aprender, dejar pasar y no tomárselo personal. Es una parte de madurar y aprender a no desesperarme, a que no me afecte y que yo pueda seguir haciendo mi trabajo bien y los proyectos que quiero hacer y disfrutarlos como nunca.
¿Qué reto y qué complicación tuvo La casa de las flores y hacer un papel como el de Julián?
Un reto era la comedia, cóimo transmitirla al director, o sea tú, de una forma natural, que se entendiera y que también causara risa, sorpresa. Creo que la comedia está basada mucho en la sorpresa. Quería hacer un personaje que fuera muy único, muy él. Y que su sentido del humor fuera involuntario, por lo que estaba viviendo, por su situación, no estaba contado un chiste, más bien la estaba pasando mal, muy mal. Está muy nervioso y tenso toda la serie y la idea era buscar que esa comedia se transmitiera de forma involuntaria. Obviamente como había un muy buen guion, daba una especie de red de seguridad, pero había que encontrar los momentos y darle un toque personal, muy único, sin caer en clichés. El reto fue duro, porque es un personaje bastante complejo en sus pensamientos y sentimientos; en ese sentido era importante buscar los momentos en donde se pudiera mostrar eso. Físicamente lo logré con movimientos que demuestran emociones, complicaciones y el embrollo que Julián trae en su cabeza. Las escenas largas con mucha gente fueron un reto. También entender la forma en la que Julián reacciona: parece que es muy impulsivo y eso siempre es difícil de representar.
Con un personaje como Julián, ¿te cuestionaste si a ti te importa el qué dirán? ¿Cómo llevas la crítica?
No me importaba tanto, me importaba la repercusión que iba a tener y ha sido bastante positiva. El qué dirán de mí no me importa. No hay crítico más duro que yo, yo estoy viendo la serie poco a poquito, tomando mis notas para aprender y mejorar. Es lo más importante para seguir creciendo, cada experiencia es buena. La actuación es una carrera en la que tienes que ir aprendiendo y creciendo y nunca terminas. Hay que seguir; voy a ser un duro crítico, pero aceptando las partes buenas, que es lo que más me ha costado. Es difícil aceptar que uno hace las cosas bien, sobre todo en esta profesión, pero me voy contento. Me afecta la crítica cercana a mí, pero ha sido bastante positivo todo, de verdad estoy feliz.
Ahora, a la distancia, ¿cómo cambió tu vida después de la serie?
Hay una parte que es muy obvia, en redes sociales, en la calle. No me afecta, sigo con la misma vida que tenía antes. Ojalá todo esto me traiga cosas buenas laboralmente, eso lo sigo esperando y estoy trabajando para aprovechar este momento. Mi vida ha cambiado en cosas superficiales, pero en términos personales creo que todo sigue igual. Eso espero, ya veremos en unos años. Hay una parte compleja: todo lo que diga, piense o haga tiene consecuencia porque es público y eso tiene sus pros y sus contras. Por otro lado, creo que lo he tomado bastante bien y lo que más me da gusto es que haya tenido éxito la serie.
Entre actuar y dirigir, ¿qué es lo que más te gusta? ¿Qué tienes ganas de hacer después de Las flores?
Creo que las dos actividades se complementan, cada una es muy distinta. La dirección es una carga muy grande y es una visión que tiene uno que mantener, manejar muchas cosas internas y externas. La actuación es más de uno. No puedo decir cuál me gusta más, les encuentro placer a las dos, me llenan de distintas formas. Tengo ganas de hacer un proyecto bueno, que valga mucho la pena, que me guste tanto como me gustó la serie. Mis proyectos de dirección están tomando más tiempo, no los estoy descuidando para nada, voy a filmar un cortometraje en noviembre. Pero en lo inmediato me gustaría hacer un proyecto de actuación divertido, idealmente una película.
Si te pudieras quedar solo con una secuencia de La casa de las flores, ¿cuál sería?
Por lo que representa y por lo que fue hacerla, sería la salida del clóset de Julián. Fue un momento que definió mucho el personaje, un momento en el que la serie tomó un carácter muy único. Tiene a toda la familia y explica mucho lo que es la serie. Además, es muy divertida y muy chistosa, quedó muy bien. También le tengo mucho cariño a otras, como por ejemplo cuando regresan Julián y Diego, y cuando a Paulina se le olvida cancelar el mariachi.
Y si pudieras hacer otro personaje, ¿cuál sería?
Obviamente la Chiquis, porque me divierte mucho la situación, el juego de gemelos. Lo que se viene en la segunda temporada podría estar muy divertido, me gusta que sea la mala mala mala.
¿Y algún personaje histórico?
Me encantaría hacer a un salsero como Héctor Lavoe y a alguien como Napoleón. Hay muchos muy interesantes, todas las historias de la gente en los siglos diecinueve y veinte. La vida de Trotski, de Mariano Escobedo. Personajes de aventureros, el siglo diecinueve me interesa mucho por eso. También algún conquistador, ya sea Pedro Alvarado, Cortés, Cabeza de Vaca, Coronado también me encanta.
Si tuvieras que llevar a una isla desierta tres películas, ¿cuáles serían?
8 ½ de Fellini, Los siete samuráis y Superbad.
¿Y con quién las verías?
Solo o con alguien a quien quiera.
Si no fueras actor ni director, ¿qué habrías estudiado?
Leyes, me encantaría ser abogado.
¿Qué lord serías?
Dámelo todo, mínimo la pasa bien.
¿Qué no harías por dinero?
Jajaja.
¡Contesta!
Deja pienso…Todo tiene un precio. Pero, algo que vaya en contra de mis principios y de lo que quiero decir, eso sí no.
¿Salud, dinero o amor?
Salud porque con eso hay amor y se puede hacer dinero.
¿Te ves actuando el resto de tu vida?
No sé, no soy muy fanático de las expectativas. Todo poco a poco. Las carreras toman mucho tiempo y yo lo estoy viendo de esa forma. Ir creciendo poco a poco, ir haciendo las cosas buenas que valen la pena para seguir trabajando. Esta es una carrera donde un proyecto lleva a otro y la verdad, idílicamente, sí me encantaría hacer todo tipo de proyectos, crecer como actor, desarrollarme, hacerlo cada vez mejor. Me gustaría vivir muchas experiencias, vivir en muchos países, hacer cine. Ojalá sí.
Entre los temas que se han etiquetado como polémicos en La casa de las flores, ¿cuál te gustaría que se visibilizara?
El tema de la masculinidad siempre me ha interesado mucho. Hay diferentes personalidades y pocas veces se argumentan. Hay una forma de ser hombre y la mayoría de las veces no es cierta. También el tema de la adopción de matrimonios LGBTI+, creo que estaría bien visibilizarlo. Lo mismo la relación de una mujer más grande con un hombre más joven, pasa mucho y no se ve tanto. Y una reflexión nueva sobre la religión, siento que hoy en día mucha gente ha dejado la religión tradicional y ha adoptado muchos caminos para encontrar su espiritualidad, pero no sé si entraría del todo bien dentro del mundo de la serie.
¿Qué le deseas a Julián de la Mora?
Que encuentre confianza en sí mismo, que se quiera. Hay una diferencia entre ego y quererse, él tiene el ego bastante grande. Siempre lo han cuestionado y ninguneado, tiene que encontrar confianza en su voz, en lo que quiere decir. Tiene muchas cosas que decir y eso lo va a llevar a crecer, a madurar, a divertirse más. Me encantaría que se divirtiera, que se sintiera fuerte, en su lugar, cómodo. Demostrándose que uno no necesita de alguien para ser feliz. Tiene que encontrar su propio espacio, su propia voz, está en camino. Me gustaría verlo maduro, bien, fuerte.
¿Y a La casa de las flores?
Que siga haciendo lo que hace, es un proyecto muy relevante. Que siga sorprendiendo y enamorando, divirtiendo, cuestionando. Que, dentro de su delirio, entre en un delirio más loco. Que todas las escenas sean tan divertidas y sorprendentes como la de Julián saliendo del closet. Y así de reflexivas como las de Paulina hablando con María José. Me encantaría seguir ahí, es un proyecto que me encanta y tengo muy cercano a mi corazón. Mientras más gente lo vea y se sienta conectada, me hace más feliz porque propone algo positivo.