EL ANTIHÉROE
Con el verano a nuestras espaldas, terminan las sagas de superhéroes y los blockbusters en la pantalla. Ahora vendrán a las salas, películas con grandes elencos que tengan que ver más con buenas historias y buenos contenidos que con los efectos especiales y las grandes producciones. Dentro de estas películas está Drive, de Nicolas Winding, ganador de la Palma de Oro en Cannes como mejor director, interpretada por Ryan Gosling.
Gosling, interpreta a un doble de películas en Hollywood que maneja coches y hace el trabajo rudo de los actores en las escenas de acción. Pero su personaje es mucho más que eso: esconde un trasfondo oscuro y complejo, que prefiere el anonimato para sus actividades fuera del spot light; un verdadero antihéroe.
El guión escrito por Hossein Amini, está lleno de personajes inusuales. Tiene, como ya es característico del guionista, un romanticismo inusual y encantador que atrapa desde el principio del film.
El antihéroe hoy en día es tan común como el héroe ideal, es el protagonista que tiene las cualidades opuestas a las de un héroe común y corriente. Las características más comunes de un antihéroe son: un personaje serio, introvertido, solitario, y por lo general con un pasado oscuro que lo persigue y tarde o temprano lo alcanza para revelar su verdadero ser. Este pasado se revela en pequeños detalles a lo largo de los diálogos, o en ocasiones, en flashbacks, los cuales nos dejan ver pequeñas dosis del personaje a lo largo de la historia. Nos revelan poco a poco la verdadera esencia y nos tienen siempre colgados a la historia sin hacerla obvia o aburrida.
Algunos antihéroes no salvan al villano ni terminan con historias felices, pero jamás dudan en matar a alguien que amenace sus secretos.
A través de los antihéroes, es donde realmente aprendemos de nosotros mismos, ya que nada es blanco o negro, y todos en algún momento u otro, aprendemos de nuestros propios demonios, sabiendo que siempre tenemos un lado oscuro que tiende a aparecer más temprano que tarde.
Cada vez estos personajes son más recurrentes en la pantalla, ya que representan un reto mayor para un guionista. Son más interesantes para un espectador ávido de nuevas historias. Tal es el caso de Batman, en donde en versiones anteriores a las de Christopher Nolan veíamos al superhéroe con vida perfecta que recurría poco a sus debilidades, ya que era creencia popular que un verdadero héroe no tenía fallas ni defectos. Ahora vemos un Batman mucho más oscuro, sus decisiones no son a partir de diferenciar el bien del mal, sino de una interpretación propia sobre el sentido de la justicia. Eso es lo que hace que el espectador se sienta mucho más atraído al personaje, ya que puede ver una parte de sí mismo en la pantalla y también puede ver como todo personaje de ficción o real puede tener una redención ante sí mismo o ante una sociedad, que exige cada vez más un mundo más justo.