Como las casas son espacio, se encuentran en un gran jardín; como son tiempo, disminuyen la velocidad a la que se vive: demora, que viene de morar. Y también de morada. Algunas casas se encuentran dentro de grandes jardines porque han intentado huir de la ciudad, que es otro personaje hecho de muchos personajes. Ésta casa, además de personaje, cuento y jardín, también es una morada. Los ritmos de la casa se entienden cuando se acompaña a sus personajes —los personajes son los observadores del tiempo. Ésta casa está hecha de tiempos, que es donde habitan sus personajes.
Hay que decirlo con claridad: no todos los personajes de éstas casas son humanos: están las plantas, la alberca que quiere ser pila, el tejado ligeramente manchado por la humedad, un par de árboles inmemoriales, las piedras, los bichos del jardín, una bandada de pericos, el aguacate, las chayas, un par de perros, algunas torres, pirámides, obeliscos, simpáticas luminarias y otros tantos visitantes insospechados. Lo más importante de la casa son sus personajes y sus relaciones. Hay personajes que son muros, que están formados de simpáticos personajes similares a ellos pero más pequeños: los ladrillos. Hay personajes que son piedras, otros que son ventanas luminosas, patios insospechados, memorias, tiempos, colores y escaleras improbables.