Los millennials integran la generación de individuos nacidos entre 1980 y 2000, aunque no hay consenso en cuanto a fechas exactas.
Se casan —cuando lo hacen— alrededor de sus treinta (en 1970 la edad promedio para casarse era de 23 años). Se reproducen cada vez menos. Muchos de ellos practican libremente la orientación del deseo o buscan formas alternativas de relacionarse.
En el 2018, los millennials constituirán la principal fuerza de consumo del país. Este consumo acontece principalmente en línea: objetos, información, transporte, arte, moda, estilo de vida.
Tienen acceso a grandes cantidades de datos: se trata de una generación hiperinformada que practica la inmediatez.
Muchos millennials quieren ser emprendedores. Prefieren la colaboración a los ambientes competitivos. Buscan horarios flexibles. Eligen un trabajo que los satisfaga, por encima de las ganancias económicas.
Leen revistas y blogs todos los días. Publican en redes sociales, generan y consumen contenidos como forma de vida. Experimentan la necesidad de permanecer conectados a internet. Llevan la red en sus bolsillos.
Los millennials dan prioridad al cuidado de su entorno y del medio ambiente. Abrazan la diversidad racial y sexual. Practican la inclusión. Se involucran con causas sociales.
Los millennials de nuestro país no siempre corresponden con la imagen del millennial global, tan difundida en medios. ¿Cuántos indígenas mexicanos, nacidos después de 1980, tienen un smartphone para comunicarse y publicar selfies en redes sociales? ¿Cuántos de ellos tienen siquiera acceso a una computadora?
La Fundación del Español Urgente (Fundéu) recomienda hablar no de millennials sino de milénicos o mileniales, algo que difícilmente sucederá.